PREVIA...
El índice de la mano derecha dibuja círculos en el aire. No hay toalla, bandera ni vincha. Tampoco hacen falta. Con un dedo, y un drop exquisito, David Nalbandian consigue lo que busca: salvo ese grupito de 30 suecos que guardan disimuladamente las pelucas amarillas, las 11.000 personas que están en el Parque Roca se eyectan de sus asientos. Explotan. Gritan. Cantan. Saltan. Vibran. El Rey David dirige la barra, pide aliento y la respuesta es inmediata. Bjorkman y Lindstedt se miran. Argentina acaba de ganar en sets corridos (7-5, 6-4, 6-4) y pone la serie 2-1 mientras una multitud sigue las órdenes de su líder. Y él, más local que nunca, contundente como siempre, habla en simultáneo para la tele y los parlantes del estadio sobre el apoyo de los hinchas. "Necesitábamos ganar. No es lo mismo llegar abajo al domingo. Y lo hicimos con tenis y aprovechando a la gente, que fue espectacular y ayudó porque los suecos se cagaron un poquito".
Pelota al pecho, todos rugen. Y David se ríe. Disfruta el momento. Ni más ni menos que como hizo durante las dos horas y pico que duró el partido. Esas dos horas en las que se vio y se escuchó que al equipo argentino le sobra banca. De todo tipo. Los que están acostumbrados a ver tenis e intercalan los abundantes "vamos, David" y "dale, Willy", con el clásico de clásicos "vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos, a ganar, que esta barra, quilombera, no te deja, no te deja de alentar".
Los que quieren futbolizar la cuestión y son capaces de gritarle "fracasado" a un ex N° 1 (además de un tipo muy copado y accesible) como Wilander, de arremeter con un "a estos putos les tenemos que ganar" o de calificar de "buuurro" a Bjorkman, una leyenda en dobles, quien pudo haber jugado su último partido de Copa Davis si hoy Argentina consigue el pase a semifinales. Y los que aprovechan la ocasión para trasladar una de las últimas polémicas nacionales al court, como una cincuentona que deja a un lado su elegante postura y sin retenciones descarga su bronca contra el líder piquetero. "¡D'Elía, el tenis es campo! Acá somos todos blanquitos"...
A Nalbandian no le interesa meterse en política. Aunque sea uno de los grandes responsables de que algunos espectadores se crean más protagonistas que él mismo, los deja ser. "Fue un triunfo importantísimo", dice. Y vaticina que hoy lo espera otra parada complicada frente a Robin Soderling.
"Va a ser duro porque jugó un gran partido contra Chucho y está con confianza. Habrá que correr y luchar todas las pelotas", asegura. Y otra vez con el dedo en alto, convoca a su hinchada. "Los necesitamos a todos", dice. Y la gente vuelve a saltar, a vibrar y a cantar porque los suecos se ca... Se callaron un poquito.
Fuente: Ole